¿Para qué sirven las bibliotecas?: Ariadna Romans

Nov/23 Las bibliotecas se han adaptado y se han convertido en mucho más que contenedores de libros. ¿Qué papel juegan? Análisis de Ariadna Romans, politóloga y filósofa y máster en Estudios del Desarrollo Internacional en la Universidad de Ámsterdam, en Ethic.es.

La filósofa Marina Garcés describe algunos sitios, momentos vitales o contextos como «espacios en blanco». Lejos de ser una simbología del color, la pensadora propone este concepto como un espacio donde todo está por hacer y todo es posible, como un lugar, un contexto o un momento en el que, como si de una hoja en blanco se tratara, el sujeto tiene la agencia de empezar todo lo que se proponga sin restricciones.

Es difícil encontrar un espacio más sacralizado y romantizado que una biblioteca. Las pilas de libros, el silencio sepulcral de los espacios de culto y conocimiento, la solemnidad de un sitio grande que contiene los testimonios de los mayores avances de la ciencia, las letras y las artes. Las bibliotecas han sido lugares elitistas a lo largo de la historia, donde solamente aquellos que tenían el conocimiento, la clase, el estatus o el privilegio podían acceder a sus secretos. Con la democratización de la vida se abrieron las bibliotecas al gran público, dejando que todos pudieran gozar de la lectura y sus enseñanzas. Pero hace un tiempo que hemos visto que, si bien esto es imprescindible y altamente necesario, no es suficiente para satisfacer las necesidades del complejo mundo actual.

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