Abril/23 Salazar Jiménez, docente pensionado de la Universidad del Valle, analiza, en la “Nueva Crónica” del Quindío, la necesidad de que el sistema de educación superior re-evalúe lo que se entiende por Extensión Universitaria.
Al inicio del año 1979 leyó la novela ‘Gracias por el fuego’ con motivo de las luchas universitarias y se embriagó con la poesía de Mario Benedetti. Desde entonces Rusbel Caminante lo tuvo como uno de sus referentes en lecturas y trabajo docente universitario. Recordó el poema Por qué cantamos popularizado en canción por Nacha Guevara que en un párrafo dice: “Cantamos porque el grito no es bastante/ y no es bastante el llanto ni la bronca. /Cantamos porque creemos en la gente/y porque venceremos la derrota.”
Juana, aquella amiga, agregó que desde aquella época la razón de ser universidad estaba unida a las funciones de docencia, investigación y extensión. Expresó que formar los profesionales del futuro y desarrollar el conocimiento han sido las funciones más notables a las cuales las universidades dedican sus esfuerzos; sin embargo, vale la pena anotar que sin afectar la realidad colombiana el sueño de construir otro país será nuevamente retrasado y la misión universitaria estará lejos de cumplir su tarea pedagógica, cientifica y social. Dijo con Benedetti que “Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace. La gente que cultiva sus sueños hasta que esos sueños se apoderan de su propia realidad.”
Rusbel Caminante opinó que la extensión universitaria mantiene una deuda histórica con el país. No se le ha dado importancia igual que a la docencia e investigación a pesar de que la realidad está ahí, espera por la Universidad. Con extrañeza expuso que ni el Cesu-Consejo Nacional de Educación Superior- en el Acuerdo por lo Superior 2034, documento de politica pública para los próximos 20 años, en diez gruesos temas y 136 propuestas, no detalló la extensión como función garante del compromiso universitario. La extensión debe tener igual importancia que la docencia e investigación, pues hoy la sociedad critica a la Universidad, no como antes, en su época de profesor, donde era la Universidad quién criticaba a la Sociedad.
Concluyó que la regionalización puede considerarse como una estrategia para integrar universidad y sociedad, pero no implica que ahí se agota la extensión, como tarea fundante. Esta tiene que permitir abrir las puertas universitarias a la pluralidad de necesidades que nos unen como país y diferencia como regiones. Cierto maestro Galeano: “Y, al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la única masera de probar que la realidad es transformable”.