Cinco herramientas para dar orientación a estudiantes universitarios con discapacidad psicosocial

Mayo 18/23 Las IES también son responsables cuando estudiantes con diversos trastornos de personalidad, temporales o permanentes, se auto-excluyen o son excluidos del entorno universitarios y su permanencia y graduación se ve afectada.

Los programas de permanencia en la educación superior también deben incluir procesos de acompañamiento académico a estudiantes con discapacidad psicosocial, tal y como (desde hace una década) lo sugirió el Ministerio de Educación Nacional en los lineamientos política de educación superior inclusiva.

Las personas con discapacidad psicosocial hacen parte de los cinco grupos caracterizados como los que más dificultades encuentran a la hora de tener acceso, permanencia y graduación en la educación superior:

1. Personas en situación de discapacidad y con capacidades y/o talentos excepcionales.

2. Grupos étnicos: comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras, pueblos indígenas y pueblo Rom.

3. Población víctima según lo estipulado en el artículo tercero de la Ley 1448 de 2011.

4. Población desmovilizada en proceso de reintegración.

5. Población habitante de frontera.

La discapacidad psicosocial constituye aquellas barreras para el aprendizaje dentro de las que se reconocen situaciones de índole social, económico, político, cultural, lingüístico, físico y geográfico que dificultan a los estudiantes acceder, permanecer y/o graduarse de la educación superior teniendo en cuenta sus particularidades. Es decir, son estudiantes con diagnósticos como Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), Trastorno Límite de la Personalidad (TLP), trastorno de la conducta alimentaria, trastorno afectivo bipolar y trastorno esquizoide de la personalidad.

Son personas que presentan conductas como:

• Problemas con la higiene personal, hábitos de vida no saludables, etc.
• Deficiente manejo del dinero, dificultades en el manejo de transportes, dependencia económica y mal desempeño laboral.
• Apuros para manejar situaciones de estrés, falta de competencia personal, etc.
• Carencia de red social, inadecuado manejo de situaciones sociales, déficit en habilidades sociales.
• Ocio y tiempo libre: aislamiento, conflicto para manejar el ocio, limitaciones para disfrutar, falta de motivación e interés.

5 herramientas recomendadas para orientación psicopedagógica de personas con discapacidad psicosocial

Las psicólogas, pedagogas y docentes del Politécnico Grancolombiano: Carolina Jurado Bernal, Diana Leticia Guerrero Pineda, Diana Álvarez, y Ángela Gisselle Lozano Ruiz, detallaron su experiencia de trabajo con la comunidad de esa IES en el libro “Atención a la diversidad en educación superior desde una mirada interdisciplinar”, en la que recomiendan las siguientes herramientas para la orientación psicopedagógica:

1) DOFA personal: Posibilita que el estudiante revise sus procesos personales a la luz de sus objetivos académicos y permite que el psicopedagogo comprenda desde la mirada subjetiva la lectura de los aspectos a abordar en las sesiones de orientación.

2) Test o cuestionarios de hábitos de estudio: Que abarquen todas las categorías de este aspecto que le ayude a valorar al estudiante y si lo considera parte de los resultados para enfocar las sesiones.

3) Test de estilos de aprendizaje: Para reconocer el estilo de aprendizaje del estudiante, lo que permite identificar tendencias a ser pragmáticos teórico, reflexivo y activo. Así se puede orientar las estrategias de aprendizaje focalizando y potenciado en sus habilidades.

4) Escritura creativa. Que permite construir espacios de creación que favorecen que el estudiante fortalezca dispositivos de aprendizaje asociados a los perfiles disciplinarios, con el fin de construir lazos identitarios con la profesión seleccionada. Este ejercicio se puede combinar con construcción de infografías como representación gráfica de lo que el estudiante escribe y así potenciar habilidades de síntesis.

5) Cuadros de planeación, apps de planeación. Que permiten que los estudiantes organicen sus tiempos y rutinas diarias, enfatizando que las actividades académicas deben tener un tiempo y espacio durante la semana, con el fin de ir consolidando las rutinas de la vida diaria. Todo esto depende de que el estudiante sugiera aplicaciones de planeación o esquemas de organización del tiempo.

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