Agoto 14/23 Pese al temor del sector y la desconfianza entre éste y el gobierno, para Luis Fernando Múnera (foto), el escenario de diálogo aún es posible.
En entrevista con el Diario El País, de España -en su versión América- el sacerdote Jesuita Luis Fernando Múnera (Medellín, 53 años) se expresa sobre los textos de reforma de educación del gobierno Petro porque le preocupa que universidades como la Javeriana puedan ser víctimas colaterales de “una desconfianza mutua entre el Gobierno y el sector privado”.
Las declaraciones se dan luego que el presidente de la República, Gustavo Petro, tomara a la Pontificia Universidad Javeriana como ejemplo de universidades privadas, para desmentir, según él, que el gobierno tuviera intención de cerrarlas.
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Ante la pregunta sobre a qué se refiere al afirmar que no sabe si el sector educativo ha sido terco o ingenuo en sus intenciones de aportar a los debates por la reforma?, Múnera dice que en los borradores no se habla mucho de las universidades privadas, que son el 46% de las matrículas de la educación superior. Hay todo un tema de si el Estado va a continuar con sus créditos de apoyo financiero a los estudiantes. Hay temor… pero no se trata de defendernos, hay que proponer y entender que esta es una oportunidad para estructurar un sistema mixto que se abra al mundo del trabajo y termine con la frustración de no poder estudiar.
¿Y frente a la pregunta sobre si se sienten escuchados por el Ministerio?, señala que hay un error estratégico del sector privado, o de una cierta clase política, de ir acorralando a un Gobierno que además tiende a aislarse. Cada vez crece más la desconfianza y creo que es importante que quien pueda se encargue de generar puentes. Considero que las universidades tenemos la suficiente credibilidad y acogida para por lo menos intentarlo. Si nos quedamos en medio de la crispación social, en una situación económica que no está fácil… eso es malo para todos, a pesar del rédito político para algunos.
¿Pueden ser víctimas colaterales de esta tensión con el sector privado? Sí. Hay una mutua desconfianza entre el Gobierno y el sector privado.
Hay graves problemas de financiamiento para las universidades públicas, sobre todo en las regiones. ¿No deberían tener prioridad por sobre las privadas? Es importante que el sistema público se fortalezca, pero no es una cosa o la otra. Apoyar a la universidad pública no tiene que significar no apoyar a las instituciones no oficiales (no digamos privadas, porque realmente prestamos un servicio público). Si quieres aumentar los cupos, vale la pena aprovechar la capacidad instalada y ociosa del sistema privado. Si quieres ampliar la infraestructura, los costos son menores.
¿Qué le gustaría ver en la reforma a la educación? Se necesita un sistema articulado que incluya a la formación para el trabajo, la técnica. También se requiere más flexibilidad en la acreditación de los programas académicos: hoy hay un cuello de botella, hay que acreditar cada uno por separado y se te pueden ir dos años esperando al Ministerio. Proponemos que se acrediten más bien los sistemas de aseguramiento de calidad de las universidades, con más autonomía en la gestión de calidad. Además, hay que fortalecer la formación a lo largo de la vida y adaptarnos a las nuevas tecnologías.