Nov 7/23 Las cláusulas que no se leen y la intención de ser educación titulada sin poder hacerlo, tienen en liquidación la empresa que ofreció formar, gratis, desarrolladores de software, con la promesa de salarios de más de 3 millones.
Se trata de la academia Holberton School Colombia, que irrumpió con un modelo muy llamativo, hace pocos años, ofreciendo que no cobraría matrícula a los estudiantes de cursos de ciencias de computación y desarrollo de software, que al terminar los cursos no pudieran conseguir trabajos de menos de tres salarios mínimos.
La publicidad era muy seductora, y los estudiantes fueron presa de cambio en las condiciones de estudio y aumento en la intensidad horaria, así como de la firma de una cláusula o contrato que les llevaba a pagar 75 millones de pesos, hubieran o no terminado los estudios. En su promoción decían que la academia fue fundada en San Francisco, cuna de las más prestigiosas empresas de tecnología del mundo como Google, Facebook y Apple. Aparece como fundador el norteamericano Julien Barbier.
La “formadora” no es una IES y tampoco aparece registrada como institución de formación para el trabajo. Su defensa dice que nunca prometieron un título académico, aunque el programa demandaba una alta dedicación: “Tenemos una exigencia de 60 horas a la semana de dedicación, por lo que los participantes deben estar 100% comprometidos”, y se hacían exigencias académicas y evaluaciones.
Clic para ver un video de denuncia hecho por estudiantes que cayeron con esta publicidad, en donde dicen que el programa completo era de dos años, o de 4.331 horas.
Holberton, que operó en Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla y gestionada desde la Fundación Coderise (en liquidación), llevó a que muchos jóvenes que quisieron formarse en desarrollo de ‘software’, terminaron reportados y con embargos por más de $150 millones.
Actualmente en Colombia se encuentra vigente un modelo y oferta similar llamado Soy Henry y que, de forma similar, dice que: “Somos un equipo de emprendedores, diseñadores, programadores, creativos e instructores con mucha experiencia en la industria tech. Contamos con el apoyo de los inversores de mayor prestigio de Silicon Valley, USA, que apoyan nuestra visión”.
La historia, en detalle, es la siguiente
Sintetizada de Revista Semana:
“Conviértete en desarrollador de software en nueve meses y accede a un programa avanzado opcional de nueve meses adicionales en el que no pagas nada hasta conseguir un trabajo de al menos tres salarios mínimos”.
Con mensajes como estos, publicados en redes sociales, en YouTube, y hasta en carteles publicitarios en el Metro de Medellín, y respaldados, en algunos casos, por cajas de compensación familiar, decenas de jóvenes esperanzados en poder formarse, certificar y potencializar sus habilidades en desarrollo de software y otras áreas informáticas decidieron ingresar entre los años 2019, 2020 y 2021 a la academia Holberton School Colombia, con sede en Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla (en algunos casos remoto).
Se trata de una academia operada en el país por la Fundación Coderise, hoy en liquidación y con una nueva personería jurídica. Contrario a lo que se imaginaban, el ingreso a esta academia fue el comienzo de una perturbadora pesadilla que, aún sin terminar, los ha llevado a reportes en centrales de riesgo y a demandas de órdenes de embargo que podrían superar hasta los 150 millones de pesos.
A través de Holberton School Colombia, Coderise ofrecía formación en un programa que duraba nueve meses de estudios en fundamentos de ciencias de la computación y desarrollo de software (Linux, estructura de datos, lenguajes de programación de bajo nivel, lenguajes modernos de alto nivel, bases de datos, API y DevOps) y nueve meses de programas avanzados o, en reemplazo a estos últimos nueve meses, así como una especialización respectiva en Machine Learning, Web Stack Development, AR/VR, C Low level and Algorithms.
Según los jóvenes afectados, Holberton School Colombia les ofreció formación en Desarrollo de Software Integral o “Full Stack Software Development” y tomar luego una especialización tech, todo esto con una duración de 21 meses.
Lo más llamativo de las ofertas fue que Holberton School Colombia les ofreció a los jóvenes no depositar ni un solo peso mientras estudiaban y solo pagar el valor “del programa” hasta después de culminar la etapa de “formación” y luego de que consiguieran un trabajo con un salario superior a los tres salarios mínimos legales vigentes, es decir, por encima de los tres millones de pesos. En el papel, hasta que no se cumplieran estas condiciones, no les iban a cobrar.
Acuerdo de ingreso compartido
Como la propuesta de Holberton School Colombia era la de “no pagas mientras estudias”, los estudiantes, al momento de acceder “al programa de formación”, firmaron con la Fundación Coderise un ‘acuerdo de ingreso compartido’, en el que se pactó que el objeto era adelantar estudios dentro del “programa de entrenamiento profesional en Desarrollo de Software Integral (Full Stack Software Development)”.
“En ese acuerdo de ingreso compartido, el cual tuvimos que firmar y respaldar con un codeudor, se acordaba que, una vez consiguiéramos trabajo con sueldos superiores a los tres millones de pesos, debíamos pagarle a la fundación el 17 % del valor total de ese sueldo que empezáramos a devengar hasta completar un total de 75 millones de pesos”, dijo a Semana uno de los estudiantes.
“La propuesta de ellos siempre fue que no voy a pagar hasta que no trabaje. Y sí, el valor era un poco alto, es verdad, pero como siempre nos decían que íbamos a tener ingresos incluso en dólares, ni siquiera hablaban en pesos, uno veía muy factible firmar ese acuerdo”, comentó otro estudiante.
Cuando comenzaron las clases, los estudiantes explican que todo empezó a cambiar. Ellos iniciaron sus clases o estudios de manera presencial durante los primeros tres meses en la sede de Holberton School.
“En pleno ruedo no había tiempo ni para trabajar, ni absolutamente nada, sino que tocaba estar dedicado solamente a eso, ni siquiera podía uno emplearse porque no había tiempo. Los tres primeros meses, obligatoriamente, tocaba estar en sitio”, comentó un estudiante.
Es así como varios de los estudiantes, apuntándole a una gran apuesta de salir formados y certificados como ingenieros de desarrollo de software, empezaron a endeudarse para poder cumplir con sus obligaciones financieras mientras completaban la formación académica.
Los siguientes seis meses del programa, después de cursar de manera satisfactoria la primera etapa, se debía asistir de dos a tres veces en la semana, en horario de 9:00 a. m. a 3:30 p. m., para efectos de socialización y aclaración de dudas. Sin embargo, ya para esos meses finales de la primera etapa de formación (primeros nueve meses), los estudiantes, incluso los más experimentados, empezaron a detectar que algo no estaba bien.
“Cuando pasó el tiempo y comenzaron a avanzar las cosas, se empezaron a dar ciertas distorsiones, porque el modelo de trabajo de ellos era que cada día se debía desarrollar una especie de reto, hasta acumularlo en tres meses y, cuando me di cuenta, correspondía a un proyecto y era demasiado extraño, porque yo ya tenía mucho conocimiento y no estaba viendo nada nuevo, nada interesante”, dijo uno de los estudiantes.
“Era una especie de pénsum académico bastante obsoleto, fue un grave error dejarnos llevar”, manifestó otro estudiante de manera tajante.
Para que los estudiantes avanzaran de una etapa y/o ciclo a otro, las tareas y/o proyectos que desarrollaran eran revisados a través de la plataforma en múltiples ocasiones por personal de la Fundación Coderise – Holberton School Colombia, quienes daban una calificación o puntaje. En el caso de que el porcentaje total de aprobación fuera superior al 80 %, podían continuar en el programa; de lo contrario, los estudiantes podían repetir el trimestre una sola vez por ciclo. De volver a reprobar, los estudiantes eran expulsados.
“Cuando yo terminé los nueve meses, presenté varias entrevistas, pero yo estaba demasiado crudo, fue imposible conseguir trabajo”, dijo un estudiante.
Ya en la especialización, la exigencia era aún mayor. “En la especialización era, como quien dice, los vamos a tirar a matar, a la primera falta lo sacaban a uno, y ni siquiera había una opción como de habilitar”, agregó la fuente.
Exigencia de un otrosí y bloqueo en la plataforma
De acuerdo con el relato de los jóvenes, con una demanda que fue interpuesta ante la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), desde el mes de diciembre de 2020 y a comienzos de este año 2021, la Fundación Coderise – Holberton School Colombia venía constriñendo a los estudiantes para que firmaran un otrosí al contrato de acuerdo de ingreso compartido, al parecer, bajo amenazas.
Los colaboradores de la Fundación Coderise, según los testimonios y la denuncia en la SIC, les empezó a decir a los estudiantes que el otrosí era un requisito para que pudieran continuar con el programa y, en caso de no firmar, los habría amenazado con suspenderlos de la plataforma de aprendizaje.
Y así fue, la Fundación Coderise – Holberton School Colombia, según algunos testimonios y la denuncia en la Superintendencia, habría bloqueado a los estudiantes que se negaron a firmar ese otrosí, por lo que algunos no pudieron continuar con el programa.No terminar el ciclo completo de los 21 a 24 meses de formación se entendía como un incumplimiento al contrato.
Pero además de los estudiantes que fueron bloqueados de la plataforma, hubo otros que no quisieron continuar con el programa, toda vez que la formación que estaban recibiendo les parecía insignificante y no cumplía con las expectativas planteadas en un principio. Además, había quienes seguían sin conseguir trabajo y sin recibir dinero, por lo que la situación de muchos de ellos se volvió insostenible.
Reporte en centrales de riesgo y órdenes de embargo
Como los estudiantes no pudieron continuar con el programa, lo que fue catalogado como un incumplimiento del contrato de acuerdo de ingreso compartido, la Fundación Coderise – Holberton School Colombia inició las gestiones parar cobrarles el monto total de los 75 millones de pesos, que se suponía era el valor total del programa y que se pagaba solo si las personas conseguían un trabajo con un salario superior a los tres millones de pesos mensuales.
Fue así como los estudiantes empezaron a ser notificados en centrales de riesgo. En el peor de los casos, hubo a quienes les fueron instauradas demandas con órdenes de embargo, no solo por los 75 millones de pesos, sino también demandas con intereses y multas por incumplimiento, que en algunos casos llegaron a superar los 150 millones de pesos.
“Cuando nosotros aceptamos ese contrato y ese pago que se debía hacer de 75 millones de pesos, una vez se terminara el ciclo y consiguiéramos trabajo, fue porque nos prometían empleos con muy buenos ingresos, y una cuota mensual para pagar ese dinero, era como quitarle un pelo a un gato. Pero resulta que no recibimos absolutamente nada de lo que nos ofrecieron y, al contrario, terminamos endeudados”, reseñó un estudiante.
Sin permisos para ofrecer programas de educación
De acuerdo con un oficio de la Secretaría Distrital de Educación de Bogotá fechado en diciembre de 2020, tras hacerse una consulta al Sistema de Información de Instituciones de Educación para el Trabajo y Desarrollo Humano SIAT, se pudo verificar que las instituciones Fundación Coderise y Holberton School Colombia no se registran como instituciones de educación para el trabajo.
Así mismo, la Secretaría de Educación deja claro en ese oficio que la Fundación Coderise y Holberton School Colombia no están acreditadas como instituciones de educación superior.
Por otro lado, en julio de 2021, la Gobernación de Antioquia emitió la resolución 2021060081843, con la que inició un proceso sancionatorio en contra de la Fundación Coderise y le quitó la personería jurídica.
¿Qué responde Fundación Coderise – Holberton Colombia?
Luego de que la Gobernación de Antioquia decidiera suspender la personería jurídica de la Fundación Coderise, la sociedad tuvo que entrar en liquidación. Astorga Management es el agente liquidador.
Astorga Management explicó en qué consistía el acuerdo o contrato de ingreso compartido firmado con los estudiantes:
“Los participantes que estaban interesados e ingresaron debían realizar un proceso, totalmente gratis, que consistía de tres niveles. Seguido a esto, debían suscribir el Catálogo del Programa (Student Catalog en idioma inglés) y cancelar el valor del entrenamiento. O, en el evento de que no contaran con los recursos, podían suscribir el Acuerdo de Ingreso Compartido, en el cual asumían el compromiso de aportar el 17 % de sus ingresos brutos durante 42 meses o hasta 75 millones, lo que primero sucediera, siempre y cuando devengaran más de tres millones de pesos mensuales, como queda establecido en el Acuerdo de Ingresos Compartidos (AIC)”, dijeron.
Frente a la pregunta de por qué ofrecían o les decían a los estudiantes que podían obtener un título o una certifiación cuando no tenían los permisos necesarios de las secretarías o el Ministerio de Educación, Astorga señaló:
“El programa es un bootcamp y en ningún momento de la comunicación ni en ninguna cláusula del acuerdo firmado por los participantes, incluidos los demandantes, se indica que resultaría en titulación o certificación académica, en tanto no está acreditado ante el Ministerio de Educación. Esto es ampliamente conocido por los participantes, pues no hay salones, clases, profesores ni pénsum, hay proyectos para resolver con los recursos disponibles en la web. Se busca que aprendan a resolver problemas y generen alternativas novedosas, que es lo que buscan hoy los equipos de tecnología, más allá de un título”.
Y aunque lo estudiantes y el abogado defensor dicen lo contrario, Astorga, en representación de Holberton, manifestó: “Nunca se ofrecieron títulos académicos”.
De otro lado, frente al interrogante de por qué Fundación Coderise – Holberton Colombia procedió a reportar en las centrales de riesgo e instaurar demandas de embargo en contra de los estudiantes que no decidieron terminar el ciclo académico, Astorga afirmó:
“Como parte del acuerdo de financiación contemplado en el AIC, los participantes tenían hasta 30 días después de iniciado el entrenamiento para retirarse del programa sin ningún compromiso financiero de repago, cláusula conocida como retracto, pero después de los 30 días son responsables del pago en los términos indicados en el AIC y firmados por los participantes.
Aquellos participantes que han buscado evadir el compromiso firmado, así en su mayoría estén trabajando en desarrollo de software bajo las expectativas con las cuales entraron a la academia, y no se han contactado con la Fundación han sido reportados y demandados conforme los documentos suscritos por ellos al momento de ser admitidos, en cumplimiento de la ley colombiana. Los participantes que han demostrado que devengan menos de tres millones, que tienen justa causa para exonerarse de los aportes, no han sido reportados ni demandados, así como aquellos que han honrado los compromisos que firmaron en el AIC”, comentó Astorga.
Finalmente, se dejó claro que “la Superintendencia ordenó la terminación de los contratos de AIC entre los (algunos) demandantes y Fundación Coderise y, como se trata de una decisión que hasta la fecha fue confirmada por el Tribunal, en efecto, ya no existe relación contractual entre los demandantes y Fundación Coderise en liquidación”.