Mayo 16/23 En 2019, se “echó” encima un enorme peso al heredar la rectoría de la Universidad de América tras la muerte de su padre: Jaime Posada Díaz, y en 4 años le ha cambiado la cara a Uniamérica.
Renovó casi todo el equipo directivo, rediseñó y remodeló la mayoría de los espacios físicos de la Universidad, está detrás de los detalles y de las propuestas de sus académicos, ha abierto las puertas de la Universidad a alianzas con otras IES, ha liderado rediseños curriculares , y está corriendo para “desatrasar” a la Fundación Universidad de América y ponerla al día en la acreditación de programas e institucional, que es el pendiente que le falta para volver a figurar en primera plana, como lo fue desde sus inicios.
Con Mario Posada García-Peña (foto) El Observatorio de la Universidad Colombiana continúa su nueva sección de entrevistas con rectores, para mostrar el perfil humano, institucional, directivo y sectorial de quienes, por su estilo y resultados, constituyen un interesante referente para el sistema de educación superior.
Lea: Perfiles rectorales
A propósito, lea: Perfil de un rector: José Leonardo Valencia – Fundación Universitaria del Área Andina
Formación y trayectoria
Posada García-Peña tiene un doble rol en Uniamérica: Es Rector y Presidente (preside el Cuerpo de Regentes). Llegó a la dirección de la institución en julio de 2019, tras la muerte de su padre, Jaime Posada Díaz, quien fue ministro de Educación, gobernador de Cundinamarca, embajador, gestor y presidente de ASCUN y congresista, entre otros muchos cargos públicos, además de ser fundador de la Universidad de América, en 1956 (que nació como una escuela de arquitectura), de la que también fue rector, cargo que ocupaba al momento de su muerte.
De una familia de siete hijos, Mario fue el “elegido” para asumir la rectoría, lo que le llevó a apartarse de su actividad profesional como abogado de la Universidad del Rosario, de la que fue presidente del Colegio de Abogados. Es especialista en Derecho Tributario y magíster en Derecho Administrativo de la misma universidad, y especialista en Derecho Económico de la Universidad Sergio Arboleda, con estudios en el programa internacional de impuestos de la Universidad de Harvard y Executive MBA de la Universidad de Los Andes. También ha sido docente de pregrado y posgrado, y actualmente distribuye su tiempo entre la dirección universitaria, su familia y un doctorado que adelanta en el CESA.
Fortalecer la estructura
Uniamérica es una universidad pequeña en número de estudiantes y colaboradores, con respecto al promedio de universidades tradicionales privadas de Bogotá. En la última década su población estudiantil ha fluctuado entre 3 y 4 mil alumnos, que hoy disfrutan de unas cómodas y remodeladas instalaciones de varios pisos anclada a los cerros de Bogotá, y vecina a la Universidad de Los Andes.
Quienes han pasado por la Avenida Circunvalar y no han entrado a Uniamérica sólo visualizan una aparentemente pequeña edificación de dos pisos, pero una vez adentro ésta se extienda por seis pisos más, hacia abajo, con aulas, auditorios, más de 20 laboratorios, un agradable centro de recursos audiovisuales y espacios de bienestar, que permiten desarrollar actividades académicas en un ambiente muy tranquilo, pese a estar tan cercano al congestionado centro de la ciudad.
En el centro histórico de La Candelaria, la Universidad también cuenta con tres casas patrimoniales de interés cultural: La Casa de los Derechos (lugar donde Antonio Nariño tradujo al español los DDHH; y donde además nació la Universidad); la Casa de Manuelita Sáenz; y, la Casa del Ciudadano Eduardo Santos. En el norte de la ciudad opera su edificio de posgrados.
Al que llaman Ecocampus le han invertido más de 35 mil millones para su remodelación y reforzamiento estructural, y alberga estudiantes de 12 pregrados.
En total, los más de 3 mil estudiantes están distribuidos en dichos programas, además de 9 especializaciones y 7 maestrías.
Un cálculo de la relación entre el número de programas activos versus matriculados confirma que el promedio de estudiantes por programa es muy bajo. Posada García Peña lo reconoce y acepta que unos programas subsidian otros, pero no parece preocuparse por ello. Por un lado, ve esto como una apuesta institucional de servicio social y una anhelada consolidación en la matrícula y, por otro, como un respaldo a un proyecto educativo que está concentrado en brindar calidad.
Otra ventaja de esta situación es que hay una muy favorable relación de docentes por estudiante, y eso contribuye a que su tasa de deserción acumulada (a 2022-2) haya sido de tan solo el 21 %, siendo una de las más bajas de todo el sistema de educación superior. La apuesta por introducir, tan pronto se comenzó a hablar del tema en el sistema de educación superior, el modelo de “resultados de aprendizaje” acompañado de la sensibilización en torno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible ODS puede estar contribuyendo a esto. Asimismo, su programa de “estrategias desarrolladas por la Universidad para motivar la persistencia estudiantil” fue reconocida como una buena práctica por parte del propio Ministerio de Educación en las convocatorias Colab.
La baja deserción ayuda a aliviar las finanzas, pero ¿de dónde salen los recursos en una época de desaceleración de la matrícula en el sector privado? El rector no tiene reparo en reconocer que, gracias al muy sano manejo financiero que ha tenido la Universidad en su trayectoria, y que hizo parte de la “herencia” recibida, hay unas finanzas estables, que han permitido mejorar la inversión en infraestructura, en un equipo directivo más acorde con las expectativas del sector y en apuestas en proyectos como los de incubadoras de base tecnológica y laboratorios que esperan prestar servicios a la industria.
También busca crecer en programas. Ya tiene una especialización virtual, avanza en una alianza con una IES de España para potenciar 14 nuevas maestrías virtuales y proyecta certificaciones digitales para sus próximos estudiantes.
La optimización económica también ha pasado por un rediseño organizacional matricial funcional para optimizar cargas laborales.
Volver a brillar
Posada García Peña es un rector cercano a su comunidad. Recorre todos los recovecos de su institución, se emociona hablando de los desarrollos, saluda por igual a estudiantes, personal de servicios y docentes, participa en la minucia de las reuniones preparatorias de visitas de pares académicos (en estos días estarán atendiendo la de acreditación para cuatro de sus pregrados) y acoge con beneplácito los comentarios de todos.
Dejó atrás su entorno del derecho para dedicarse a la Universidad, y aunque no se considera un académico, demuestra muchas ganas por absorber lo mejor en beneficio de la Institución, y eso implica hacer más visible y público lo que está haciendo. Más que un rector académico o un rector administrativo, es un buscador de talentos, buenas prácticas y posibles aliados que enriquezcan a Uniamérica.
Es colectivo y muy participativo (democrático, dice él) en su trabajo. En sus palabras no existe el “yo hice”; gestiona más el “nosotros”. Se le ve acompañado de sus directivos (foto), según el tema que deba manejar. En lo administrativo y financiero se respalda en Ricardo Alfonso Peñaranda Castro y en la vicerrectoría académica y de investigaciones en Alexandra Mejía Guzmán.
![]() |
“Somos felices”, dice con orgullo en referencia al ambiente laboral de la Universidad (cada vez con más mujeres en cargos directivos), recientemente reconocida por Great Place to Work. Para lograrlo, lo reconoce Posada, debió cambiar la mentalidad del equipo y motivarlo a mostrar públicamente los logros de la institución. Uno de esos logros, paradójicamente, es el de haber sido reconocido, por parte del Ministerio de Educación Nacional, por su sistema interno de aseguramiento de la calidad.
Es una muestra de la practicidad de un abogado al frente de una Universidad que no oferta un pregrado de derecho, o afín, sino ingenierías y programas numéricos. De los 12 pregrados, siete son ingenierías (de Petróleos, Mecatrónica, Energías, Ambiental, Industrial, Mecánica y Química), además de los pregrados en Administración de Empresas, Arquitectura y Economía, y el recién creado en Estadística y Ciencias Actuariales. |
En su apuesta por formar integralmente a los estudiantes de carreras de esta índole, la Universidad está apostando por ofrecer en sus programas opciones alternativas y complementarias de estudio con visión internacional, a través de una “Travesía América de Formación Global”, que integra las más diversas opciones de movilidad académica, intercambios, escuelas de verano, certificación de cursos en otros idiomas, semilleros de investigación, insignias y credenciales alternativas y una variada actividad cultural, entre otras opciones.
Un entorno que permite soñar
Pese a graduar profesionales con reconocida calidad en el mercado laboral, por muchos años la Fundación Universidad de América ha tenido un bajo perfil sectorial. Tal vez su tamaño pequeño, la no acreditación institucional y el cansancio de los años de su fallecido fundador y su equipo, le hicieron perder el lustre de los años 60 y 70. Pero ahora encuentra la disposición de un equipo directivo y un rector que, con la intención de hacer las cosas muy bien, seguir buenas prácticas sectoriales y trabajar grupalmente, seguramente lograrán que otros rectores y actores del sistema de educación superior volteen su cabeza hacia esa universidad enclavada en los cerros orientales de Bogotá.
Misión y principios de la Universidad de América Impartimos docencia, adelantamos investigaciones y hacemos labor de extensión universitaria y educativa de manera integral. Atendemos al respeto de la dignidad humana, a la defensa de la libertad responsable, al culto de los valores del espíritu, a los dictados de la ciencia y de la cultura y a los postulados de la civilización cristiana. Principios – Afianzamiento de las raíces de la nacionalidad colombiana – Culto del saber y la naturaleza – Autonomía Universitaria – Universidad de servicio comunitario – Dignidad humana y libertad responsable – Calidad y excelencia académica |